KIBÖ

01/07/2020

Nunca un nombre fue más idóneo para ti, nuestra Esperanza. Tus padres siempre han admirado al país del sol naciente, y te cayó el nombre más apropiado, Kibö.

Tras tu llegada, unos meses después llegaron tu hermana Kora y hermano Mongui, a los cuales, recibiste con prudencia, pero jamás les tocaste un pelo, tu apodo de ‘Señor Elegante’ te era innato. Tenías un porte que muchos gatos de pedigrí quisieran para ellos. Pero tú eras un gato de ciudad, de Barcelona, y tu saber estar era ejemplar. Así que los acogiste y aprendieron de ti, ‘Maestro’.

Durante muchos años fuimos cinco en casa. Felices, muy felices. Nos fuimos de aquel piso horrible, ¡pero qué recuerdos con vosotros allí! Tan pequeñitos, y a la vez creciendo.

Pero la vida es cruel, ya lo pudiste comprobar cuando llegó la tristeza en 2016, cuando dejaste de ver a tu hermanito Mongui (me han comunicado que, en el puente del Arcoíris, tenéis conexión a internet, así que búscalo en el buscador de esta web). Tus padres estuvieron mucho tiempo tristes, y aún dura, pero como todas las heridas, curan, pero la cicatriz existe y el dolor reside en su recuerdo. Te expliquemos lo que ocurrió, y estuviste muy extraño esos días. Al igual que tu hermana Kora.

Nos dijimos que no adoptaríamos a ningún gato más, el dolor fue brutal. Pero ya nos conoces, somos dos personas llenas de amor. Así que dos años después llegaron a casa Akane y Yuki. Las acogiste a la primera. Ni un bufido, nada. Nos entristece que solamente hayas podido estar con ellas 2 años, tiempo suficiente para que ellas hayan aprendido del ‘Maestro’. Akane está muy triste, cambiada y te echa muchísimo de menos. Recorre los lugares donde estuviste tus últimos días, te busca, y nos entristece verla así.

Kora, de forma distinta quiere estar con nosotros constantemente, lo cual es su forma de mostrar su tristeza. Ya es mayor, y curtida en la vida.

Y Yuki es amor puro. La que más se parece a ti y a Mongui a la vez.  Sentimos el consuelo que ella nos ofreció el fatídico 22 de junio, cuando tu enfermedad mostró su peor cara, y al igual que fuimos responsables con tu cuidado para que crecieras sano y fuerte, lo fuimos para que descansaras. Ya en casa tras volver del veterinario, llorando desconsoladamente tu pérdida, ella nos maullaba, se acercaba a nuestras caras y lamía nuestras lágrimas. No hacen falta palabras para entender lo que nos quería comunicar.  Amor puro, cariñosa y la mejor medicina, aunque no cure.

Esperamos que nunca hayas estado triste por nuestra culpa, siempre hemos intentado ofrecerte lo mejor, sin importarnos su coste. Así que, en tus últimas semanas, cuando te llevemos al veterinario para que te examinara, debido a que apenas comías. Tras descartar FIV, fallos en tus órganos, en la analítica halló tu anemia. Te recetó un complemento vitamínico y antibiótico ya que nos dijo que posiblemente tenías un bichito en tus glóbulos rojos. Así estuvimos 2 semanas. Parecía ir bien, pero decaíste. Mucho.

No comías, pero tu padre fue muy mañoso contigo, y te compró pienso nuevo por si era el motivo, y no funcionó. Así que decidió darte de comer cada día con una jeringa y alimento especial. Pero algo no iba bien.   El domingo día 21 de junio no tuvimos más remedio que llevarte de nuevo al veterinario de urgencias porque sabíamos que algo estaba muy mal... Allí te quedaste esa noche. Nuestro corazón estaba roto. Nos dieron el peor de los diagnósticos a falta de pruebas. Posiblemente tenías tumores.

El 22 de junio, tras la angustia de la noche anterior acudimos a la consulta y tras nuevas analíticas y ecografías, hallaron tu enfermedad. Cáncer intestinal. El veterinario se sorprendió ante tu fuerza y energía, repitiendo analíticas ya que los resultados eran mortales, ni un perro sobreviviría a ellos. Nos dijo que no esperaba encontrarte con vida al volver, pero sí lo estabas. Y consciente, nos ronroneaste por última vez, pequeño, en tus últimos alientos.  Queremos creer que nos sentiste a tu lado en todo momento… No paramos de hablarte, de tocarte, de besarte, sin cesar…

¿Acaso nos esperabas para vernos por última vez?

Ha sido la peor experiencia que hemos vivido, tener que aliviar tu dolor. Estuvimos contigo hasta el final, no te dejemos solo. Tus padres, al igual que cuando llegaste a nuestra vida, te acompañaron en tu muerte. Nos duele haberte escondido el final que te aguardaba. Pero fuimos valientes, y vimos que te fuiste tranquilo, sosegado, escuchándonos y sintiéndonos.

Lamentamos muchísimo haber estado cada día martirizándote con tus medicinas, con las jeringas de comida, obligándote a beber agua, sin conocer tu dolor. Escribiendo estas palabras, mis lágrimas brotan, con un dolor tremendo. Mi pequeño, nunca te quejaste, nunca vomitaste la comida esos días, a pesar de lo que escondías. Fuiste el Señor Elegante hasta el final.  A pesar de la tristeza, sabemos que nos esperarás en el puente del arcoíris, dónde toda la familia nos volveremos a encontrar para cruzarlo felizmente juntos.

Es inevitable recordar a Ernest Hemingway, conocido por su dureza en sus novelas, y abanderado de la hombría, pero no tan conocido amante de los gatos. Que tras haber sido atropellado su gato Willie, y destrozado sus patas traseras, consiguió llegar a casa. Ernest tuvo que aliviar su dolor inevitablemente.

Tiempo después, pronunció,

“He tenido que disparar a gente, pero a nadie a quien haya amado durante once años”

Recordamos con claridad el día que llegaste a casa, llenos de ilusión y esperanza por comenzar nuestra nueva aventura junto a ti, nuestro amado Kibö.  Jamás podremos agradecerte el regalo que ha sido tenerte con nosotros estos once años.  Y ahora estamos girando en el dolor de lo cotidiano de tu ausencia, nuestro Kibete precioso.  Tan inmensamente cariñoso, mimoso, con tu porte elegante, y esos ojazos verdes que irradiaban bondad y amor.  ‘Nuestro Señor Elegante, Nuestro Kibete precioso’, como nunca nos cansaremos de decirte.

“Kibö, ¡patas no!”

Ojalá estuvieras aquí para sentir de nuevo como nos masajeabas mientras te intentabas dormir. 

Te querremos siempre, Kibö, nuestro Kibö precioso, nuestro Señor Elegante, nuestro Kibete precioso.

Sabemos que ya te fuiste...

Todavía sentimos el dolor, podemos sentir tu amor, querríamos que estuvieras siempre con nosotros… Siempre estarás con nosotros, siempre’ 

Descansa en paz. 

 

14/04/2009 - 22/06/2020

Cristina y Sergio.