Llegaste a mi vida un 19/03/2010, sin saber que ibas a quedarte para siempre.
Eras inocente y confiado, te dejabas coger por todo el mundo, como si el mundo nunca pudiera hacerte daño. Y quizá no pudo, porque estuviste rodeado de amor.
Llenabas la casa con tu presencia y con esos sustos tuyos, saltando a la mesa sin avisar, como diciendo: “aquí está Tito”.
Gracias por cada día, por cada aventura, por cada momento compartido.
Gracias por confiar en mí hasta el final, por quedarte en casa, en un lugar conocido, tranquilo.
Perdóname si algo no fue perfecto. Te quise con todo lo que supe y pude.