Mi princesa Lucerito, cómo te extraño... Me haces tanta falta. Dejaste un vacío enorme en mi corazón. Fuiste mi primera gatita y llegaste a mi vida para salvarme. Aún escucho tu cascabel por las noches, y a veces, sin querer, grito tu nombre como solía hacerlo al llegar a casa, esperando verte correr hacia mí.
Recuerdo cómo saltabas a mi cama para asustarme antes de dormir, y luego te acurrucabas a mi lado. O en las noches frías, cuando nos escondíamos juntas bajo las sábanas y dormíamos horas y horas abrazadas.
Jamás te olvidaremos, mi princesa hermosa, mi Lucero. Espero que donde estés ahora, estés correteando libre, y que te estén dando tantos besitos en tu cabecita como a ti te gustaban.