Hoy tengo el corazón roto porque ya no estás físicamente a mi lado, pero también siento gratitud inmensa, porque me regalaste los años más bonitos, más puros y más llenos de amor que alguien pueda vivir.
Tú y tu hermano fueron mi refugio, mi alegría y mis compañeros fieles cuando más lo necesitaba. De todas las cosas hermosas que he tenido, vosotros dos han sido de lo más bonito que me ha pasado.
Tú, mi gordete, eras especial, tan noble, tan dulce, tan tu. Nunca olvidaré como movías el rabito cada vez que te preguntaba: Dónde está lo más bonito de la casa? Y tú, sin fallar, me respondías con esa mirada brillante y ese movimiento de cola que decía: Aquí estoy!
Te encantaba que te acariciaran, dormir pegadito a mi, seguirme por la casa como si fueras mi sombra, también te encantaban los paseos y los baños en la playa, esperando las olas para correr hacia mi, comer rico y descansar sin preocupaciones y cada vez que te decía Guapo!, tú lo sabías....y lo celebrabas con esa colita feliz que hablaba por tí.
Ahora la casa se siente vacía sin tí, y tú lugar en la cama ya no lo ocupa nadie, pero dentro de mi hay un espacio que es solo tuyo, y ahí vas a vivir para siempre...porque no hay despedida para un amor como el tuyo.
Tú sigues aquí, en cada recuerdo, en cada rincón, en cada parte de mi que aprendió a ser feliz contigo.
Gracias por cada momento, cada mirada, cada paso a mi lado.
Puedes estar tranquilo, mamá tiene dolor por tu marcha pero está en paz sabiendo que ya no sufres.
Nos volveremos a encontrar, y ese día volverás a dormir a mi lado bien pegadito como siempre te gustó.
No estás físicamente a mi lado pero siempre en mi corazón.