Federico llegó a nuestras vidas con una luz única. En tan solo 10 meses nos regaló momentos llenos de alegría, ternura y simpatía, que se desprendían de cada gesto suyo. Era elegante, especial, y tenía esa magia que conquistaba corazones sin esfuerzo.
Aunque su tiempo con nosotros fue corto, su huella será eterna. Lo quisimos profundamente y siempre lo extrañaremos. Federico no fue solo una mascota, fue parte de nuestra familia, y su recuerdo vivirá en cada sonrisa que nos provocó.
Descansa en paz, querido amigo. Gracias por habernos elegido para compartir tu vida