THEMBA

15/05/2025

22/03/2013        12/05/2025

Querida familia:

Sé que vuestros corazones están tristes. Lo siento en el aire, en los silencios, en las lágrimas derramadas. Pero quiero que sepáis que estoy en paz. Mi misión aquí, con vosotros, a llegado a su fin.

Vine desde muy lejos -de una estrella lejana, quizás-, para compartir esta vida a vuestro lado, y no cambiaría un solo instante.

Os elegí porque ansiaba formar parte de vuestra hermosa familia. Gracias por los paseos, por las caricias, por las palabras dulces y los abrazos cálidos. Pero sobre todo, gracias por vuestro amor. Lo sentí en cada mirada, en cada gesto, en cada día compartido.

Fui vuestro maestro y protector. Os he enseñado sobre la humildad, la nobleza absoluta, a amar sin condiciones, a estar presentes y ver la belleza en lo simple. Vosotros me distéis un hogar… yo os di mi alma.

Ahora me toca descansar… volver a casa. No estoy lejos. Estoy aquí mismo, en el viento que acaricia vuestras mejillas, en la luz que entra por la ventana, en los recuerdos que guardáis en el corazón. Cuando me busquéis me encontraréis porque el amor verdadero nunca desaparece, es energía infinita.

Nos volveremos a encontrar, lo sé. Pero hasta entones, vivid, reíd, caminad descalzos, mojaos bajo la lluvia, saboread el olor de la tierra, abrazaos y no olvidéis que os amo con todo lo que soy. Todo ha sido como debía ser: perfecto.

 

Hasta siempre,

Themba