PINKY

22/10/2020

“En esta vida encontramos amigos en el camino, uno que para mí es especial y merece todo mi agradecimiento se llamaba Pinky y era mi mestizo de terrier. Desde que llegó, siendo un cachorro, siempre me había brindado su fiel apoyo. Pinky, gracias por esos 18 años en los que me diste tanto cariño, tanta compañía y gratitud ¿Cómo olvidar a alguien que te dio tanto?. Tenías tus horas de juego, eras la alegría de la casa tanto para mí como para el resto de la familia. Te quisimos mucho, ladrabas y eso los vecinos no lo comprendían...lástima, era tu medio de comunicación. Las personas hablamos y los perros ladran. En esta sociedad debía haber un poco más de humanidad con los animalitos. A tí, te enseñamos a no ladrar por las noches, a respetar las horas de sueño y a no molestar a los vecinos, pero por el día era lógico que ladrases un poco. Penetrando en la mirada de sus ojos intento imaginar lo que mi querido perro sentía, lo que podía pensar sobre mí. Cuando intuía  que estaba llegando a casa, ya desde lejos con su lenguaje expresaba la alegría de un gran amigo que sale a darte la bienvenida. Su compañía hermosa, entrañable, y su presencia me transmitía paz y una gran tranquilidad. Recordándola con ternura me inspiraba su expresión, su comportamiento de niña juguetona, a escribir estas frases de gratitud hacia ella. Para mí significaba mucho Pinky, era más que una simple mascota, jamás olvidaré su lealtad hacia mí. Mi fiel amiga, mi fiel compañera, mi apoyo en momentos difíciles, me siento abrazada con su alma porque realmente tenía un alma en su interior. Cuando yo bailaba ella sentía mi alegría, cuando lloraba con sus ojos expresaba su tristeza. Percibía incluso cuando yo estaba enferma, y se acercaba a mi cama con expresión abatida. Jamás me hizo sufrir, ni me abandonaba, siempre aportando su cariño, realmente existía una fuerte conexión entre ella  y yo. Al irme de casa me miraba con sus ojitos cabizbajos y su corazón gritaba "No me dejes sola, quiero acompañarte... Por favor...." A veces incluso le oía llorar de pena, es cierto los perros también lloran. La semejanza con los sentimientos humanos de las personas es tan parecida que me desarma, su alma es pura, inocente como la de un niño. Cuando miras a tu perro a los ojos sabes que estás mirando a un ser que piensa. El misterio es que nunca sabes realmente lo que está pensando. Y yo me pregunto: ¿Qué pensaba de mí?. ¿Cómo era su pensamiento sin palabras?. ¿Qué soñaría cada noche?. ¿Tendrán sueños con imágenes? .Realmente me hubiese gustado entrar en su dulce sueño de paz cada noche y contemplar su inconsciente, su verdadero interior.

Dicen que los ojos son el espejo del alma y realmente los ojos de mi perra Pinky reflejaban su alma, un alma bondadosa, un ser especial para mí.  A mi fiel amiga, a mi perra Pinky, estas palabras son mi pequeño homenaje para ti hoy que hace mucho que no te tengo conmigo. TKM”