Eras la más rebelde de tu camada, el día que te adopté. No dudaste en acercarte a mí, y desde entonces no nos hemos separado en estos 10 años, hasta hace unos días.
Inconscientemente, te busco por casa al despertar, pero no te encuentro en ninguna parte y aún me cuesta trabajo pensar que ya no estas.
Está siendo muy duro, más de lo que nunca pude imaginar. Repaso cada instante de ese día buscando alguna explicación, pero no la encuentro. Todo fue muy rápido y el único alivio que me queda es pensar que, hasta el último día de tu vida, fuiste feliz.