Hoy quiero tomar un momento para decirte cuánto significaste para mí. Desde el primer día que llegaste a mi vida, llenaste cada rincón con tu alegría, ternura y amor incondicional. Gracias por todos los momentos felices, por tus lamidos, tus juegos y por estar siempre a mi lado en los buenos y malos momentos.
Sé que este es un adiós difícil, pero quiero que sepas que siempre llevaré en mi corazón cada instante que compartimos. Tu presencia hizo que mi vida fuera más brillante y llena de amor. Aunque ya no estés físicamente aquí, tu espíritu y tu cariño vivirán para siempre en mí.
Te extrañaré muchísimo, pero también me consuelo pensando en que ahora estás en un lugar de paz, rodeado de amor y tranquilidad. Gracias por haber sido mi compañero, mi amigo y mi familia.